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Jornadas

| Domingo Mundial de las Misiones

El DOMUND es la celebración más importante debido a que está ayudando a los misioneros que están por todo el mundo, en diferentes lugares y situaciones. Muchos en misión Ad Gentes, donde no conocen a Jesús. Se celebra el penúltimo domingo de octubre, con la colecta económica de ayuda a las misiones católicas en el mundo.

 

 

Los misioneros son religiosos, religiosas y laicos que han entregado su vida por el anuncio del Evangelio. Se trasladan de su lugar de origen a un lugar de envío para insertarse en una comunidad, compartir y enseñar la palabra de Dios y ayudarles en diferentes programas: educativos, sociales y de pastoral.

 

 

La Iglesia trabaja incansablemente durante todo el año para las misiones, pero el mes de octubre llamado comúnmente “octubre misionero” es el mes dedicado a las misiones y en especial el peúltimo domingo del mes de octubre que es la gran celebración.

¿Cómo podemos aportar?

Todos estamos llamados a contribuir con Oraciones, Sacrificios y Ofrendas en este mes. La ofrenda que se recolecta ese día en todo el mundo está destinada a las misiones. La Iglesia tiene una amplia labor social y educativa en todo el mundo: atiende a 117.119 instituciones sociales: hospitales, residencias de ancianos, orfanatos y comedores para personas necesitadas en todo el mundo. Se encarga de 209.688 instituciones educativas: guarderías, escuelas, universidades y centros de formación profesiona

Solidaridad misionera

Es importante la ayuda económica y bienes materiales para cooperar con misioneros que están en los cinco continentes, que claman solidaridad y que a través de ellos también se refleja en los proyectos misioneros.

 

“De nuestra fe en Cristo, brota también la solidaridad como actitud permanente de encuentro, hermandad y servicio, que ha de manifestarse en opciones y gestos visibles, principalmente en la defensa de la vida y de los derechos de los más vulnerables y excluidos, y en el permanente acompañamiento en sus esfuerzos por si sujetos de cambio y transformación…” (Aparecida No. 394)

 

¡Los misioneros te necesitan aporta con Oraciones, Sacrificios y Ofrendas!

| Jornada Nacional de Familias Misioneras

El programa Familia Misionera, a la luz de la proclamación del día internacional de la familia, decretado por las Naciones Unidas, a partir del 15 de mayo de 1994, asume esta fecha para celebrar la Jornada Nacional de la Familia Misionera, con el deseo de animar y formar a todas las familias de Colombia, propiciando se conviertan en testigos de la fe, el amor y la esperanza; llevando la luz del Evangelio, a todas las gentes.

 

Siendo su propósito, ayudar a las familias a que se renueven interiormente y sus hogares sean realmente una “Iglesia doméstica”, donde la presencia de Jesús sea real y vivificadora, convirtiéndose en “comunidades de vida y amor”, atendiendo los lineamientos de nuestro Papa, San Juan Pablo II, en su “Exhortación Apostólica Familiaris Consortio”.

 

En Colombia, se inicia con esta celebración a partir del 15 de mayo del 2011.

| Jornada Nacional de Juventud
Misionera

En 1984 más de 300.000 jóvenes de todo el mundo acudieron a Roma para el Jubileo Internacional de la Juventud el domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro. Estaban respondiendo así a la invitación del Papa de celebrar el Año Santo de la Redención en 1983 /1984, marcando el 1950 aniversario de la de la muerte y resurrección de Jesucristo.

 

Abrumado por el gran número de personas, la noche antes del domingo de Ramos, el Papa dijo a los jóvenes:

 

“Que fantástico espectáculo veros todos aquí hoy” ¿Quién dijo que los jóvenes de hoy en día habían perdido sus valores? ¿Quién dice que no se puede contar con ellos?”

 

En ese momento, Juan Pablo II confió a los jóvenes del mundo un símbolo del amor de Cristo por la humanidad “para que fuese llevado a todo el mundo”: una enorme cruz de madera, conocida ahora como la “Cruz de los Jóvenes”. Y así empezó la búsqueda personal del Papa para que este magnífico encuentro de fe de los jóvenes se convirtiese en algo más permanente.

 

Un año después, la Organización de las Naciones Unidas proclamaron 1985 como el “Año Internacional de la Juventud”. El Papa vio en esa ocasión una maravillosa oportunidad para organizar otro gran encuentro de jóvenes para ese año e invito a los jóvenes del mundo a celebrar con él el domingo de ramos en Roma – más de 250.000 jóvenes respondieron a su llamada.

 

Inspirado por esos dos grandes eventos, el Papa Juan Pablo II deseo que los jóvenes del mundo pudiesen celebrar y aprender de forma continuada más cosas sobre la fe. Una semana después de la celebración con los jóvenes, el Papa anunció la creación de la Jornada Mundial de la Juventud:

“El Señor nos ha dado sus bendiciones especiales para este encuentro (el domingo de ramos), así en los años venideros, la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud tendrá lugar todos los domingos de Ramos conjuntamente con el Consejo de los Laicos”.

 

Así nació la Jornada Mundial de la Juventud. Se convirtió en una de las principales características que definieron del papado de Juan Pablo II, vista como una forma de acercarse a la próxima generación de católicos, demostrando tener confianza en ellos, rejuveneciendo la iglesia y llevando a cabo sus enseñanzas.

 

De acuerdo con la insistencia evangelizadora de la Iglesia, las Obras Misionales Pontificias de Colombia a lo largo de su existencia había venido trabajando con los jóvenes, para lo cual incluye que el primer domingo de octubre se celebre la jornada nacional de la juventud misionera, difundiendo mediante estrategias el mensaje del Papa de turno dirigido para los jóvenes.

 

Desde el año 2008, la fecha de la jornada nacional de la juventud misionera se instituido para el mes de agosto, sugiriendo se celebre el segundo domingo. Para animarla se tiene en cuenta el mensaje anual emitido por el Santo Padre con relación a la juventud. Para orientar misioneramente a los jóvenes se realiza la formación en escuela de liderazgo misionero juvenil, jornadas de animación misionera solicitada en las jurisdicciones eclesiásticas e instituciones educativas.

Mensaje del Santo Padre Francisco a los jóvenes en el 5° Aniversario de la Exhortación Apostólica Post-Sinodal Christus Vivit:

| Jornada Mundial del Enfermo

La Jornada Mundial del Enfermo se celebra anualmente el 11 de febrero.

 

El 13 de mayo de 1992, el Papa San Juan Pablo II, instituyó la Jornada Mundial del Enfermo, mediante el siguiente comunicado:

 

Al venerado hermano Cardenal Fiorenzo Angelini, presidente del Consejo Pontificio para la pastoral de los agentes sanitarios.

Acogiendo con favor la solicitud que me ha presentado, como presidente del Consejo Pontificio para la pastoral de los agentes sanitarios, y también como intérprete de los deseos de no pocas Conferencias episcopales y otros organismos católicos nacionales e internacionales, deseo comunicarle que he decidido instituir la Jornada mundial del enfermo, que se celebrará el 11 de febrero de cada año, memoria litúrgica de la Virgen de Lourdes. En efecto, creo muy oportuno extender a toda la comunidad eclesial una iniciativa que se está realizando en algunos países y regiones, con grandes frutos pastorales.

La Iglesia que, a ejemplo de Cristo, siempre ha sentido el deber del servicio de los enfermos y los que sufren como parte integrante de su misión (Dolentium hominum, 1), es consciente de que “en la aceptación amorosa y generosa de toda vida humana, sobre todo si es débil o enferma, la Iglesia vive hoy un momento fundamental de su misión” (Christifideles laici, 38). Y no deja de subrayar el carácter salvífico del ofrecimiento del sacrificio que, vivido en comunión con Cristo, pertenece a la esencia misma de la redención (cf. Redemptoris missio, 78).

La Iglesia que, a ejemplo de Cristo, siempre ha sentido el deber del servicio de los enfermos y los que sufren como parte integrante de su misión (Dolentium hominum, 1), es consciente de que “en la aceptación amorosa y generosa de toda vida humana, sobre todo si es débil o enferma, la Iglesia vive hoy un momento fundamental de su misión” (Christifideles laici, 38). Y no deja de subrayar el carácter salvífico del ofrecimiento del sacrificio que, vivido en comunión con Cristo, pertenece a la esencia misma de la redención (cf. Redemptoris missio, 78).

La celebración anual de la Jornada mundial del enfermo tiene, por tanto, como objetivo manifiesto sensibilizar al pueblo de Dios y, por consiguiente, a las varias instituciones sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos; ayudar al enfermo a valorar, en el plano humano y sobre todo en el sobrenatural, el sufrimiento; hacer que se comprometan en la pastoral sanitaria de manera especial las diócesis, las comunidades cristianas y las familias religiosas; favorecer el compromiso cada vez más valioso del voluntariado; recordar la importancia de la formación espiritual y moral de los agentes sanitarios; y, por último, hacer que los sacerdotes diocesanos y regulares, así como cuantos viven y trabajan junto a los que sufren, comprendan mejor la importancia de la asistencia religiosa a los enfermos.

Así como escogí el 11 febrero de 1984 para publicar la carta apostólica Salvifici doloris acerca del significado cristiano del sufrimiento humano y para instituir, el año siguiente, este Consejo Pontificio para la pastoral de los agentes sanitarios, considero significativo fijar esa misma fecha para la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo. En efecto, “con María, Madre de Cristo, que estaba junto a la cruz, nos detenemos ante todas las cruces del hombre de hoy” (Salvifici doloris, 31). Y Lourdes, uno de los santuarios marianos más queridos para el pueblo cristiano, es lugar y, a la vez, símbolo de esperanza y de gracia en el sentido de la aceptación y el ofrecimiento del sufrimiento salvífico.

Así, pues, le ruego dé a conocer a los responsables de la pastoral sanitaria, en el ámbito de las Conferencias episcopales, así como en el de los organismos nacionales e internacionales comprometidos en el vastísimo campo de la sanidad, la institución de esa Jornada Mundial del Enfermo, a fin de que, de acuerdo con las exigencias y las circunstancias locales, en su celebración tome parte todo el pueblo de Dios: sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos.

Con esa finalidad, ese dicasterio deberá emprender oportunas iniciativas de promoción y animación, para que la Jornada Mundial del Enfermo sea un momento fuerte de oración, participación y ofrecimiento del sufrimiento para el bien de la Iglesia, así como de invitación a todos para que reconozcan en el rostro del hermano enfermo el santo rostro de Cristo que, sufriendo, muriendo y resucitando, realizó la salvación de la humanidad.

 

Así como escogí el 11 febrero de 1984 para publicar la carta apostólica Salvifici doloris acerca del significado cristiano del sufrimiento humano y para instituir, el año siguiente, este Consejo Pontificio para la pastoral de los agentes sanitarios, considero significativo fijar esa misma fecha para la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo. En efecto, “con María, Madre de Cristo, que estaba junto a la cruz, nos detenemos ante todas las cruces del hombre de hoy” (Salvifici doloris, 31). Y Lourdes, uno de los santuarios marianos más queridos para el pueblo cristiano, es lugar y, a la vez, símbolo de esperanza y de gracia en el sentido de la aceptación y el ofrecimiento del sufrimiento salvífico.

 

Así, pues, le ruego dé a conocer a los responsables de la pastoral sanitaria, en el ámbito de las Conferencias episcopales, así como en el de los organismos nacionales e internacionales comprometidos en el vastísimo campo de la sanidad, la institución de esa Jornada Mundial del Enfermo, a fin de que, de acuerdo con las exigencias y las circunstancias locales, en su celebración tome parte todo el pueblo de Dios: sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos.

 

Con esa finalidad, ese dicasterio deberá emprender oportunas iniciativas de promoción y animación, para que la Jornada Mundial del Enfermo sea un momento fuerte de oración, participación y ofrecimiento del sufrimiento para el bien de la Iglesia, así como de invitación a todos para que reconozcan en el rostro del hermano enfermo el santo rostro de Cristo que, sufriendo, muriendo y resucitando, realizó la salvación de la humanidad.

Al tiempo que confío en la plena colaboración de todos para el buen inicio y el desarrollo de esa Jornada, encomiendo su eficacia sobrenatural a la mediación materna de María, Salus infirmorum y a la intercesión de los santos Juan de Dios y Camilo de Lellis, patronos de los lugares de curación y de los agentes sanitarios. Que estos santos extiendan siempre los frutos de ese apostolado de la caridad, que el mundo actual tanto necesita.

Confirma estos deseos la bendición apostólica que de corazón le imparto a usted, señor Cardenal, y a cuantos le ayudan en la próvida obra al servicio de los enfermos.

 

De acuerdo con lo anterior, cada año el Santo Padre de turno, orienta la jornada por medio de un mensaje que nos ayuda a reflexionar y hacer la respectiva proyección evangelizadora y misionera.

 

Para animar la Jornada Mundial del Enfermo, cada año se elabora un afiche, teniendo en cuenta el Mensaje del Sumo Pontífice, el Boletín RENAEM y la propuesta para la celebración de la Eucaristía.

 

Aquí encuentra el material elaborado para la Jornada Mundial del Enfermo del año 2024.

Mensaje del Santo Padre Francisco para la XXXII Jornada Mundial del Enfermo, 2024.