Con alegría y un profundo agradecimiento a Dios, los días 18 a 20 de julio las familias misioneras de Arequipa Perú, celebraron 25 años de caminar misionero en la casa de retiros Santa Luisa bajo el lema: “Con un corazón nuevo para la misión”
El encuentro inició con la Eucaristía presidida por Monseñor Raúl Chao, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Arequipa quien nos animó a seguir trabajando por las familias como célula vital de la sociedad. Después de la Eucaristía, la Tuna Universitaria San Pablo, nos deleitó con unas hermosas canciones.
La Hermana Marcela Morilla directora de OMP Arequipa y el Padre José Hipólito Purizaca Director Nacional de OMP Perú, nos dieron un fraternal saludo y agradecieron a las familias misioneras de Colombia por participar en el encuentro.
Durante estos días, se reflexionó en torno a tres palabras clave: Ver, discernir y actuar.
En el ver se contextualizó el trabajo que ha realizado familias misioneras de Arequipa a lo largo de estos 25 años y los desafíos que tienen hoy liderada por la familia Pacheco Leyton.
En el discernir se interiorizó en la Familia como espacio de misión en el Proyecto Misionero Peruano ponencia liderada por el Padre José Hipólito Purizaca Director Nacional de las OMP Perú, la familia como espacio de misión en el Proyecto Misionero Colombiano liderada por la Hermana Claudia Patricia Llanos Secretaria Nacional de la Pontificia Obra de la Propagación de la Fe y la Familia en el contexto del Jubileo 2025, como peregrinos de esperanza, liderada por Monseñor Javier Del Río Alba, Arzobispo de Arequipa.
En el actuar la familia Martínez Acosta compartió el caminar misionero en familias misioneras de Colombia y la familia Huapaya Castillo, compartió la experiencia de familias misioneras en el Perú. Finalmente, se realizó un taller y plenaria donde se reflexionó sobre ¿Cómo mostrar un corazón nuevo en la misión? Esta reflexión por grupos, nos ayudó a formular acciones concretas desde un corazón nuevo, para el acompañamiento de las familias.
Este significativo encuentro para la Iglesia de Perú, no fue solamente agradecer por los 25 años de caminar misionero, sino el compromiso de seguir avanzando con esperanza, alegría y en comunión con las demás iglesias hermanas.



